martes, 22 de julio de 2014

El MARQ, un ejemplo museográfico


Cuando uno visita Alicante no puede dejar de acercarse por este espectacular templo de la arqueología y sobre todo de la museología. El MARQ (Museo Arqueológico de Alicante), un museo que según reza la leyenda se inauguró en el año 2000 pero que bien podría haberse inaugurado a la par que el nuevo MAN de Madrid, del que le aventaja incluso.

Una serie de aspectos me resultaron de lo más gratificantes:
  • El cuidado de la primera experiencia. En la zona de taquillas, con mucha amabilidad y jovialidad te explican las ofertas del precio, te dan las indicaciones de la visita en función del tiempo que vayas a estar de forma personalizada y te dan las sugerencias de las visitas guiadas programadas. Y qué decir del amplio hall de entrada con su audiovisual de presentación (cuya emocionante música se escucha por todo el pasillo central)
  • La distribución tanto global como particular de cada estancia. Con un recorrido claro, con épocas distribuidas en diferentes edificios estancos, pero cada uno de los cuales ordenados de la misma manera y con una vista general a la entrada de los mismos. Mucho aire, mucho espacio y un buen discurso (me encantó por ejemplo la estancia de la Edad Media donde se hacía referencia por igual y con mucha sutileza visual tanto al cristianismo como al islamismo)
  • Uso apropiado de la tecnología. Tanto la parte audiovisual, llenando las estancia de luminosidad y dinamismo (a base de focos, proyectores, músicas y cuadros interactivos) como de la parte socialmedia interactuando desde el primer momento que se pone el pie en el museo y en su timeline y con hashtags para cada una de las exposiciones temporales.

Ejemplo de sala multi-audiovisual: Roma

Otra de las particularidades del museo es su parte central donde en tres grandes salas (cueva, iglesia y barco) se comprueba el trabajo real de la arqueología (alejado de los falsos mitos del arqueólogo expoliador Indiana Jons como diría Desiderio Vaquerizo) y donde se perciben las técnicas de excavación e investigación además de los apuntalamientos y estructuras que se deben disponer para la puesta en valor de los hallazgos in situ.

Ejemplo de yacimiento arqueológico en cueva. Zona central MARQ

Y por último, la visita guiada a una de las tres exposiciones temporales (en este caso sobre la dinastía china Han) con una mediadora que más que explicar narraba un discurso con grandes dosis interpretativas, pero sin perder el rigor. ¡Genial!

La única pega, quizá cuestión del ayuntamiento, es la poca o nula señalización que hay del gran museo en las calles aledañas y desde el centro de la ciudad. De hecho, si no sabes dónde está, es muy difícil llegar siguiendo indicaciones, porque no existen (parece como si todas se las hubieran dado al castillo de Santa Bárbara y a la playa, de las que hay sobreabundancia).

En resumen, una gran primera experiencia y un MUST para visitar si se pasa por Alicante en cualquier época del año.

viernes, 11 de julio de 2014

La cultura diversa de Madrid


Lo bueno de vivir en una gran ciudad como Madrid es que puedes acercarte a esas grandes instituciones culturales de renombre nacional con facilidad. Por ejemplo, en el ámbito de las artes plásticas el  Museo Nacional del Prado, Museo Nacional y Centro de Arte Reina Sofía, Museo Thyssen, Museo Casa de Sorolla y en definitiva a mi lista exquisita de museos predilecta. Pero, por otro lado, existen unos centros de cultura artística que están naciendo y surgiendo de los barrios que tienen más y mayor proyeccción por estar más cercanos a la creación contemporánea y emergente en el más estricto sentido de la palabra. En Madrid estoy notando tres grandes zonas de cultura que merece la pena reseñar: #Lavapiés, #Tetuán y #Usera. Los pongo en forma de hahstag porque creo que los tres tienen una identidad propia que los hace interesantes en sí mismos. Basados en una gestión cultural más independiente, más descentralizada y más volcada en la propia esencia del barrio y de la gente, suponen una ventana de aire fresco para la ciudad y una nueva forma de hacer gestión. Sería complicado describir aquí el conjunto de espacios, actividades y gente involucrada en estos barrios, por lo que os remito a entidades que se están ocupando con ahínco en dar difusión y valor a estos nuevos proyectos: AgendaMagenta, 2puntadas, UseraEsLaPera, VeoArte, AquíTetuán, etc


Lo mismo ocurre en el ámbito de las artes escénicas ó del cine. En Madrid, tan pronto podemos ver grandes cines como el Callao o el Kinepolis con grandes pantallas de los estrenos de las mayors americanas, como encontramos esos grandes pequeños cines independientes que buscan un encuentro con el público cinéfilo, que apuestan por películas de difícil distribución y que quieren usar su sala para crear cultura más allá del propio visionado de películas.

En fin, Madrid, tan grande como diversa, es un reto y una oportunidad para la actividad cultural de diversa índole, condición y gestión. En nuestra mano está el conocer y disfrutar de todo pero el implicarnos en la gestión de aquello que más se adapte a nuestra esencia.

lunes, 30 de junio de 2014

Máster de Gestión Cultural UC3M


Hace casi un año no sabía ni lo que era un gestor cultural y tras hacer el curso de verano Gestión Cultural EDLA me he animado a invertir nueve intensos meses de clases en el Máster de Gestión Cultural UC3M. ¿Mi valoración? Muy positiva, y aunque hay ciertas cosas que pueden ser mejorables, el balance general es bien notable. Derecho, Diseño, Empresa, Difusión, Teatro, Tecnología, Patrimonio y Museos es la forma que teníamos de denominar a los 8 módulos que abarcan todo lo abarcable y que conllevan muchas más cosas de lo que indican su nombre. Han pasado por nuestros ojos más de 100 profesores y profesionales (con lo que hay de todo). Personalmente, para mí, ha sido todo un lujo poder tener sesiones del máster con entusiastas de la gestión cultural de la buena Alfons Martinell, Enric M-Castignani, Pepe Zapata, Cristina Riera, Robert Muro, Rodrigo Burgos, Aihoa Grandes, etc y otros grandes de la didáctica: Concha Calvo (cine), Ana M. Calvo (restauración), Eduardo P-Rasilla (teatro), Elena Abril (Ortotipografía), Emilio Gil (Diseño), Celia Caamiña (derecho del arte), Félix Jiménez (museos),  Desiderio Vaquerizo (patrimonio) y un largo, largo etcétera, así como los talleres organizados en el CBA. Bien es cierto que algunos pocos ponentes deberían quitarse del programa (por caducos, repetitivos o desfasados) pero, en balance general, me ha merecido mucho la pena. De las prácticas asociadas al máster, ya hablaremos otro día. Un aplauso también para su capitán máximo, Enrique Villalba, que ha sabido dar sus toques en los momentos claves: el inicio del curso, el viaje a Málaga y en su estructura general y presencia en la redes, y a Julia Cortés por estar siempre pendiente de nosotros. Respecto a los coordinadores de cada módulo, unos mejor otros peor. Es natural en un proyecto como éste dónde intervienen taantas personas.

Algunas cosas a mejorar, desde mi punto de vista como alumno:
  • Al inicio de curso, echo de menos algunas sesiones de aprendizaje de "trabajo en grupo" y "reuniones eficientes", porque es algo que se va a usar mucho en la dinámica del curso en sus "trabajos en grupo" y se va muy a ciegas, sobre todo por lo heterogéneo del alumnado.
  • Faltan ejemplos concretos y sistematización de resultado. En ocasiones se pide hacer trabajos sobre temas de los que no se tiene ni idea, por lo cual no se trabaja sobre lo que se va a dar en clase por los profesionales sino con la más o menos inventiva que tenga cada uno de los componentes del grupo. Echo de menos la presencia de un profesional que esté en cada uno de los grupos/trabajos, no sólo en la presentación sino en el desarrollo del mismo (o en su defecto, darnos ejemplos concretos de trabajos con espíritu MGC UC3M propio)
  • En ocasiones, los coordinadores parecía que habían hecho simplemente un juego de agendas entre los ponentes, porque el módulo no parecía seguir ningún hilo lógico en la sucesión de ponencias. De ahí además, las sucesivas repeticiones de lugares comunes.
Aunque, como decía Santiago Arroyo, los máster están pensados para tiempos propicios y no para tiempos precarios, tras este máster nos ha quedado un buen poso profesional de la importancia de los públicos (piedra angular de cualquier proyecto), de la importancia del diseño y la multidisciplinariedad desde el inicio de los mismos, de la forma de crear solvencia económica de los proyectos para su continuidad y de cómo saber pedir ayudas financieras y en especies, del enfoque hacia el contexto local y la conectividad de audiencias, del mejor uso de la tecnología como apoyo (nunca como fin) y el colofón final de que debemos ser conscientes de la riqueza que genera la cultura en todos los sentidos. Todo ello provoca que, a la postre, el gestor cultural se convierta en un humanista con una mirada en el presupuesto y otra en la mejora de la sociedad. ¡Muchas gracias a todos!

martes, 10 de junio de 2014

Gestión cultural más allá de la formación

Formación y gestión cultural (Huelva 2014, Cristina Riera)

Con motivo de ver la presentación sobre formación y gestión de Cristina Riera y su reflexión posterior sobre emprenduría se me antoja escribir este post con algo que tenía en mente desde hace un tiempo. En la formación de gestión cultural, máxime cuando se está haciendo un máster, un curso, una carrera... siempre se tiene presente la pregunta (sobre todo por parte de los demás) ¿Y después del máster, qué?  Todos somos ya conscientes y mayores para entender que hacer un máster no te convierte en un gestor cultural. Lo que se necesita, subscribiendo las palabras de José Antonio Mondragón, es "empoderaramiento", es decir, sentirte capaz de coordinar, sugerir, mediar, facilitar, provocar un proyecto cultural. Y no hay otra. "La mejor maestra es la práctica" que decía Cristina. Hay que hacerlo y hay que creérslo. Nadie nos va a contratar si no hacemos y creemos en ese empoderamiento.

En este proceso, también hay una buena parte del famoso "Conócete a tí mismo" y es que no sólo consiste en explorar el mercado profesional y generar la oportunidad sino que hay que explorarse por dentro uno mismo, hacerse su "DAFO personal" para descubrir y describir con honradez las debilidades y las habilidades de cada uno. Me gustaron algunos de los consejos dados en el seminario CBA sobre inserción laboral cultural:

  • Aprende a dar lo que piden, ajustándote a lo que verdaderamente necesitan y sin olvidar nunca quién eres.
  • Aprovecha las oportunidades pero... no tires a todo lo que se mueve.
  • Persevera pero... sin angustiarte por "hacer y hacer".
  • Hacer contactos, crear red, estar presente, pero... sin convertirte en una "mosca cojonera".
En resumen, la idea siempre es encajar las piezas del puzle para ser consecuente con uno mismo (aunque no siempre es fácil). Y, no nos olvidemos, a parte de mucho trabajo (bienvenidos al mundo de la sobreautoexplotación) se necesita una buena dosis de suerte


Por otro lado, se habla mucho de emprender (nueva ideología). Curiosamente, en la formación y en el mundo laboral, quién asesora a emprendedores nunca ha montado una empresa. Además, todos los másters y formaciones están pensados para momentos propicios, no para momentos precarios. Lo que sí se ha de tener claro - como bien nos decía Santiago Arroyo ó Robert Muro - es que está muy bien la mentalidad social y desinteresada de la cultura, pero los proyectos culturales deben ser sostenibles económicamente, no porque uno quiera lucrarse hasta el infinito con ellos (que ya sabemos todos que en cultura eso no existe) sino porque uno tiene que comer, vivir y pagar facturas y si se quiere que estos proyectos perduren en el tiempo y tengan corresponsabilidad social se necesita que sean viables; de otro modo, terminarán por agotarse en breve.

En fin, que una cosa, lleva a la otra, que se puede salir del agujero con ideas y proyectos, que hay que ser corporativos y colaborativos con el resto de gestores y de proyectos culturales, y que cada cual, desde la institución, sede o chiringuito que le toque trabajar, que haga gestión cultural desde el cariño, la dedicación y con ese fondo y regusto cultural que todos saboreamos cuando nos metemos en esto. Si eso se pierde, estaremos hablando de otra cosa.

jueves, 8 de mayo de 2014

A vueltas con las visitas de patrimonio

Historic Present (by Sungseok Ahn)

Cuando uno se acerca a una exposición/visita de patrimonio histórico siempre tiene la sensación de estar haciendo algo importante, algo que el gusto intelectual agradece por su importancia extrínseca y por cierto regusto intrínseco que casi todos tenemos por conocer el pasado. Sin embargo, en muchas ocasiones, los restos descubiertos son tan escasos o llegan en tan mal estado, que la visita se puede llegar a hacer tediosa, sin sabor.
Como gestores culturales, tenemos que adecuar las instalaciones, la forma del recorrido y la tecnología para que las personas que se acerquen, no sólo se limiten a observar algo (que de por sí no suele ser muy espectacular) sino a que puedan disfrutar de una sensación. No se trata tanto de obtener un conocimiento (que también) sino de provocar una experiencia que perdure. Y para ello, como nos sugiere Paloma Diaz) conviene hacerse estas sugerentes preguntas:
  • ¿Para quién y para qué preparamos una exhibición/visita?
  • ¿Quién la prepara?
  • ¿Dónde acaba la exhibición/visita?
  • ¿Qué impronta, qué sensaciones, deja en los visitantes?
Y es que las motivaciones de cada persona son múltiples y variadas a la hora de acercarse a una exposición / visita. Sería muy interesante conocer las razones (aunque a veces ni la propia persona es consciente de ellas). No obstante, se han catalogado una serie de perfiles de visitante que nos pueden ayudar a entenderlo.

Identidad y experiencia de los visitantes (J.Falk, 2009)

Por último, hay que destacar que cuando con tecnología se hace algún dispositivo (smart object) o simulación del objeto verdadero, hay que tener muy presente los contextos de interacción (entre las personas y los dispositivos) así como la interrelación y la meta que se quiera obtener. En gestión cultural, como en cualquier otro aspecto de la vida, tenemos que tomar conciencia de que la tecnología no es un fín en sí mismo ni lo es todo, es sólo un medio para mejorar la experiencia.

miércoles, 30 de abril de 2014

Las ponencias más allá del ponente


Se aprende mucho de la experiencia y estos días que tenemos la misión de preparar ponencias en el máster, podemos extraer algunas conclusiones para que sean un éxito. Ni qué decir tiene que la elección de los ponentes es crucial en el desarrollo de la misma, porque su saber hablar, su preparación, su dominio del lenguaje y los medios audiovisuales que presente son fundamentales, pero nosotros como gestores culturales debemos tener presente lo que rodea al evento y algunos detalles que lo hagan más flexible y atraiga a los públicos.

Aquí van mis observaciones:
  • Crear un hashtag (tipo #NombreEvento) para que desde el inicio se haga referencia a él en todos los elementos de marketing
  • Crear un evento en Facebook y hablar de ello en Twitter desde al menos 3 semanas antes.
  • Diseñar un buen cartel que sirva como elemento publicitario en redes sociales, imagen whatsapp. También imprimir unos cuantos en papel físico (DIN A3) para al menos ponerlo en los alrededores del sitio donde tenga lugar el evento. Indicar bien la fecha, hora y el lugar del evento.
  • Programa de mano donde se explique el perfil y contacto de los ponentes así como un esquema temporal de la ponencia. Se repartirá a la entrada.
  • Sobre la mesa, carteles con el nombre de los ponentes y micrófonos que se escuchen bien.
  • Una pantalla twitter en la sala en la que todos los asistentes puedan ver reflejados sus tweets sobre la ponencia. Hay varias herramientas gratuitas: http://www.tweetwally.com/ ó http://www.tweetbeam.com/
  • Crear algún tipo de concurso o prueba de manera que los asistentes reciban algún regalo por ello (photocall, preguntas en twitter, etc)
  • Al menos 2 personas haciendo labores CM (Community Manager) que se tienen que ocupar de la parte online de la ponencia: una publicando un extracto de lo que se va diciendo más fotos del evento; y otra escuchando el timeline para responder en el momento e ir apuntando las preguntas que se hagan posteriormente con el micrófono en sala.
  • En la ronda de preguntas, que haya micros inalámbricos y una o dos personas siempre mirando al público para ver quién quiere preguntar y pasar el micro antes de que les den el turno de palabra.
  • Si es posible y si hay medios, que se retransmita toda la ponencia por streaming, para que que haya una proyección del público fuera de la sala.
  • Al día siguiente del evento, hacer un storify http://storify.com con los tweets más relevantes de la ponencia y una recopilación estadística del evento. Hay herramientas gratuitas como: http://www.tweet-tag.com/ ó http://www.tweetbinder.com/ que no son exhaustivas ni totalmente precisas pero nos dan una idea cualitativa de la sesión.
Si se nos ocurre entre todos algún otro detalle más, iré actualizando la lista.

viernes, 4 de abril de 2014

Si cierran salas de cine es porque lo hacen mal


El título puede parecer pretencioso, pero estoy parafraseando a Jonás Trueba cuando explicaba en el máster de gestión cultural las políticas de distribución y exhibición que se llevan a cabo en España, al menos vista desde su perspectiva de productor- realizador. En realidad, la cadena del cine tiene tantos pasos que conviene conocerla para entender bien las situaciones. Además, una pata fundamental (y aquí vuelvo a Robert Muro) en todo empeño de proyecto cultural es y debe ser el público, y es cierto que en el cine de distribución de las "majors" (lo que llamamos, cine comercial) al público se le trata como simple elemento de ingreso, que se le cobra una entrada (a veces con bastante comisión por plataforma), se le dan las luces en cuanto aparecen los créditos (para que se vaya pronto y comience nueva sesión, cual turnos de una fábrica) y se le saca rápido por una puerta trasera que casi siempre va a dar a un descampado o una calle insólita. No se cuida para nada la experiencia cinéfila.

Conviene saber, que en un cine comercial, si una entrada cuesta, por ejemplo, 8€, el reparto aproximado es el siguiente: 1.68€ (Hacienda por el IVA) + 2.5€ (Sala de cine exhibidora) + 3.58€ (Productor) + 1€ (Distribuidor) + 0,24€ por las diversas sociedades de gestión (SGAE,DAMA, AIE, AISGE).

Las salas de cine que pertenecen a grandes distribuidoras, realmente no tienen programación. Simplemente tienen que pensar cuánto tiempo quieren mantener una película (del catálogo imperativo que llega de EE.UU) y va a estar en cartel. Sólo programan el tiempo. Hasta el año 1999 había una "cuota de distribución" de forma que se aseguraba en esos cine una mínima cuota de pantalla de cine español, dado que para conseguir la licencia de doblaje se necesitaba distribuir una película española. Ahora dicha ley ya no existe.


Por otro lado, existen salas más independientes, alejadas de este circuito comercial, donde el proceso conlleva una programación más estudiada, mejor planteada, poniendo acento en películas, temas, directores, cuidando más al público que se acerca por gusto al cine, donde el proceso conlleva buscar las películas a exhibir por distribuidoras oficiales, no oficiales, filmotecas, incluso preguntando a la familia de los autores o a coleccionistas. Conviene diferenciar, además, que por un lado hay que buscar las copias de las películas y por otro al dueño de los derechos de exhibición (que muchas veces no coincide). En ciertos casos, son los propios realizadores-productores los que tienen que negociar el precio con las salas en formato "four wall contract", es decir, al más puro estilo de la gestión escénica: un caché, la taquilla, o un fijo más % de entradas,... Estos cines sufren más los cambios tecnológicos (como el proceso de digitalización tanto de películas como de salas, al que están abocados todos desde el 2014, con la consiguiente pérdida de mucho patrimonio cinematográfico porque "si no da dinero, no se va a hacer el proceso"). No obstante, este tipo de salas "residuales", quizá se puedan tildar de "románticas" pero se pueden convertir en el futuro en los protagonistas de la distribución para todos los nuevos realizadores y nosotros, como gestores culturales, tenemos casi la obligación de preservar, cuidar y apoyar. No sólo es cuestión de dinero, sino que es un tema de justicia cultural.


Queda mucho por hacer en la gestión de las salas, pero dado que para los realizadores de películas lo que les interesa es que su obra se vea en pantalla grande, con sala oscura y "espectadores interesados, rehenes de atención" tendrá que llegarse a un acuerdo tácito y que las salas tengan flexibilidad de horarios y precios, que la recaudación sea equilibrada habiendo un reparto entre el autor-productor y la sala que arriesga, y que el público se sienta bien, cuidado y forme parte del proceso.