jueves, 19 de marzo de 2020

Los cortometrajes al mismo nivel

En los foros y encuentros sobre el ámbito del cortometraje siempre se habla, con carácter nostálgico, de aquellos tiempos en los que en los cines siempre proyectaban un corto delante de un largo. Una experiencia que muchos echan de menos. Su eliminación ha venido siempre provocada y justificada por los propios programadores del cine dado que los cortomatrejes hacen que se desencaje temporalmente la parrilla de programación y porque ahora los cines no están "legalmente obligados" tras la ley del cine de 1987 en España.

No obstante, yo añadiría -desde el propio apoyo al cortometraje - otras jutificaciones para evitar la programación de un corto delante de un largo en la misma sesión:

  • El cortometraje queda ocultado, camuflado y casi enterrado por el largometraje en la publicidad.
  • El espectador paga la entrada sólo por ver el largometraje así que el cortometraje se queda sin valor económico y no hay forma de devolver ningún % de recaudación a la productora/director del corto.
  • El público que va a ver el largometraje se siente "obligado" a ver el cortometraje inicial (que a veces no lo diferencia del bloque de anuncios) y por tanto no lo valora incluso llega más tarde porque lo que le interesa es la película larga.
  • Nadie interesado en ver el cortometraje puede ir a la sala sin tener que pagar una entrada para un largometraje que quizá no le interesa ni ver ni pagar.
La idea innovadora al respecto sería hacer que el cortometraje tuviera su propia entidad en la programación y aunque fuera delante de un largometraje tuviese su propio horario y condición. Obsérvese la imagen de arriba donde el corto independiente "El día de la madre" de Alberto Marañón se trata como cualquiera de las grandes películas que le rodean, con su propio horario y a la misma altura que los largometrajes de ese día.

Esta idea tiene varias ventajas para el público, la sala de cine y el director cortometrajista:
  • El público puede elegir entre ver el corto, el largo o la combinación corto+largo. Ya no existe el concepto de "público cautivo".
  • El corto tiene su propia publicidad, su propia autonomía y se pueden negociar los precios de entrada (para que luego haya un reparto de la recaudación) con continuidad en cartelera en función de su rendimiento en taquilla.
  • La sala de cine amplía su diversidad de programación y puede gestionar tanto económicmente como publicitarimente por separado el largometraje (con su distribuidora) y el cortometraje (con su director/productora o con la distribuidora de cortos cuando las haya).
Es por ello que en la oferta de opciones que hacemos en Artistic Metropol a los cortometrajistas hemos eliminado la opción de "Corto delante de un largo" para enfocarnos en "Corto en cartelera" que me parece que es una idea mucho más equilibrada, necesaria y justa.