lunes, 30 de junio de 2014

Máster de Gestión Cultural UC3M


Hace casi un año no sabía ni lo que era un gestor cultural y tras hacer el curso de verano Gestión Cultural EDLA me he animado a invertir nueve intensos meses de clases en el Máster de Gestión Cultural UC3M. ¿Mi valoración? Muy positiva, y aunque hay ciertas cosas que pueden ser mejorables, el balance general es bien notable. Derecho, Diseño, Empresa, Difusión, Teatro, Tecnología, Patrimonio y Museos es la forma que teníamos de denominar a los 8 módulos que abarcan todo lo abarcable y que conllevan muchas más cosas de lo que indican su nombre. Han pasado por nuestros ojos más de 100 profesores y profesionales (con lo que hay de todo). Personalmente, para mí, ha sido todo un lujo poder tener sesiones del máster con entusiastas de la gestión cultural de la buena Alfons Martinell, Enric M-Castignani, Pepe Zapata, Cristina Riera, Robert Muro, Rodrigo Burgos, Aihoa Grandes, etc y otros grandes de la didáctica: Concha Calvo (cine), Ana M. Calvo (restauración), Eduardo P-Rasilla (teatro), Elena Abril (Ortotipografía), Emilio Gil (Diseño), Celia Caamiña (derecho del arte), Félix Jiménez (museos),  Desiderio Vaquerizo (patrimonio) y un largo, largo etcétera, así como los talleres organizados en el CBA. Bien es cierto que algunos pocos ponentes deberían quitarse del programa (por caducos, repetitivos o desfasados) pero, en balance general, me ha merecido mucho la pena. De las prácticas asociadas al máster, ya hablaremos otro día. Un aplauso también para su capitán máximo, Enrique Villalba, que ha sabido dar sus toques en los momentos claves: el inicio del curso, el viaje a Málaga y en su estructura general y presencia en la redes, y a Julia Cortés por estar siempre pendiente de nosotros. Respecto a los coordinadores de cada módulo, unos mejor otros peor. Es natural en un proyecto como éste dónde intervienen taantas personas.

Algunas cosas a mejorar, desde mi punto de vista como alumno:
  • Al inicio de curso, echo de menos algunas sesiones de aprendizaje de "trabajo en grupo" y "reuniones eficientes", porque es algo que se va a usar mucho en la dinámica del curso en sus "trabajos en grupo" y se va muy a ciegas, sobre todo por lo heterogéneo del alumnado.
  • Faltan ejemplos concretos y sistematización de resultado. En ocasiones se pide hacer trabajos sobre temas de los que no se tiene ni idea, por lo cual no se trabaja sobre lo que se va a dar en clase por los profesionales sino con la más o menos inventiva que tenga cada uno de los componentes del grupo. Echo de menos la presencia de un profesional que esté en cada uno de los grupos/trabajos, no sólo en la presentación sino en el desarrollo del mismo (o en su defecto, darnos ejemplos concretos de trabajos con espíritu MGC UC3M propio)
  • En ocasiones, los coordinadores parecía que habían hecho simplemente un juego de agendas entre los ponentes, porque el módulo no parecía seguir ningún hilo lógico en la sucesión de ponencias. De ahí además, las sucesivas repeticiones de lugares comunes.
Aunque, como decía Santiago Arroyo, los máster están pensados para tiempos propicios y no para tiempos precarios, tras este máster nos ha quedado un buen poso profesional de la importancia de los públicos (piedra angular de cualquier proyecto), de la importancia del diseño y la multidisciplinariedad desde el inicio de los mismos, de la forma de crear solvencia económica de los proyectos para su continuidad y de cómo saber pedir ayudas financieras y en especies, del enfoque hacia el contexto local y la conectividad de audiencias, del mejor uso de la tecnología como apoyo (nunca como fin) y el colofón final de que debemos ser conscientes de la riqueza que genera la cultura en todos los sentidos. Todo ello provoca que, a la postre, el gestor cultural se convierta en un humanista con una mirada en el presupuesto y otra en la mejora de la sociedad. ¡Muchas gracias a todos!

martes, 10 de junio de 2014

Gestión cultural más allá de la formación

Formación y gestión cultural (Huelva 2014, Cristina Riera)

Con motivo de ver la presentación sobre formación y gestión de Cristina Riera y su reflexión posterior sobre emprenduría se me antoja escribir este post con algo que tenía en mente desde hace un tiempo. En la formación de gestión cultural, máxime cuando se está haciendo un máster, un curso, una carrera... siempre se tiene presente la pregunta (sobre todo por parte de los demás) ¿Y después del máster, qué?  Todos somos ya conscientes y mayores para entender que hacer un máster no te convierte en un gestor cultural. Lo que se necesita, subscribiendo las palabras de José Antonio Mondragón, es "empoderaramiento", es decir, sentirte capaz de coordinar, sugerir, mediar, facilitar, provocar un proyecto cultural. Y no hay otra. "La mejor maestra es la práctica" que decía Cristina. Hay que hacerlo y hay que creérslo. Nadie nos va a contratar si no hacemos y creemos en ese empoderamiento.

En este proceso, también hay una buena parte del famoso "Conócete a tí mismo" y es que no sólo consiste en explorar el mercado profesional y generar la oportunidad sino que hay que explorarse por dentro uno mismo, hacerse su "DAFO personal" para descubrir y describir con honradez las debilidades y las habilidades de cada uno. Me gustaron algunos de los consejos dados en el seminario CBA sobre inserción laboral cultural:

  • Aprende a dar lo que piden, ajustándote a lo que verdaderamente necesitan y sin olvidar nunca quién eres.
  • Aprovecha las oportunidades pero... no tires a todo lo que se mueve.
  • Persevera pero... sin angustiarte por "hacer y hacer".
  • Hacer contactos, crear red, estar presente, pero... sin convertirte en una "mosca cojonera".
En resumen, la idea siempre es encajar las piezas del puzle para ser consecuente con uno mismo (aunque no siempre es fácil). Y, no nos olvidemos, a parte de mucho trabajo (bienvenidos al mundo de la sobreautoexplotación) se necesita una buena dosis de suerte


Por otro lado, se habla mucho de emprender (nueva ideología). Curiosamente, en la formación y en el mundo laboral, quién asesora a emprendedores nunca ha montado una empresa. Además, todos los másters y formaciones están pensados para momentos propicios, no para momentos precarios. Lo que sí se ha de tener claro - como bien nos decía Santiago Arroyo ó Robert Muro - es que está muy bien la mentalidad social y desinteresada de la cultura, pero los proyectos culturales deben ser sostenibles económicamente, no porque uno quiera lucrarse hasta el infinito con ellos (que ya sabemos todos que en cultura eso no existe) sino porque uno tiene que comer, vivir y pagar facturas y si se quiere que estos proyectos perduren en el tiempo y tengan corresponsabilidad social se necesita que sean viables; de otro modo, terminarán por agotarse en breve.

En fin, que una cosa, lleva a la otra, que se puede salir del agujero con ideas y proyectos, que hay que ser corporativos y colaborativos con el resto de gestores y de proyectos culturales, y que cada cual, desde la institución, sede o chiringuito que le toque trabajar, que haga gestión cultural desde el cariño, la dedicación y con ese fondo y regusto cultural que todos saboreamos cuando nos metemos en esto. Si eso se pierde, estaremos hablando de otra cosa.