martes, 24 de enero de 2023

Comisariado cinematográfico


El termino "comisario" o "curador" (del inglés curator) se usa en el ámbito de las artes visuales, concretamente en las exposiciones de arte. No podríamos entender el fenómeno cultural que supone una exposición sin el comisario de arte. Al fin y al cabo, estamos hablando de una de las figuras más relevantes del ecosistema museístico y expositivo actual.

En el ámbito del cine, no se emplea tanto ese término (porque no hay ocasión de ello) pero en la última década Beatriz y yo estamos dando ejemplo vivo, al igual que los programadores de cine independiente, de que el "comisariado cinematográfico" es posible y así lo estamos llevando a cabo en nuestras sesiones especiales de cortometrajes en cines.

El visionado como público de numerosos cortometrajes en festivales y el gusto por el cine en general nos ha hecho preocuparnos por crear sesiones de cortometrajes ad hoc. Sesiones en las que seleccionamos los trabajos que nos han resultado más significativos y estimulantes. La selección implica, a veces por motivos diversos, unos descartes inevitables y a veces dolorosos. La agrupación de los cortos conlleva una relación entre ellos, un leit motiv que los agrupe y los cohesione (aunque sus autores los crearon individualmente), dando un sentido nuevo y artístico a la sesión. Ello, además, de tener siempre presente las consideraciones prácticas de visionado que nos ha dado la experiencia como espectadores: que en una sesión nunca haya menos de 4 cortos ni más de 6 (que es lo que una persona normal ve sin cansarse), que la duración total de proyección no sean mayor de 90-100 minutos (lo ideal son 75 minutos) y que la sesión esté enriquecida con presentaciones, comentarios y análisis sobre los cortometrajes al finalizar.

La figura del "comisario de arte" siempre ha estado rodeada, a veces, de pábulo, grandiosidad e importancia (a veces un tanto impostada),.... pero abogamos por un nuevo comisariado que, al igual que la crítica que hace, por ejemplo, Juan Antonio Moreno, debe ser humilde, debe ver la grandeza de los trabajos y esfuerzo realizados y que su misión sea difundirlo y realzarlo para que lleguen a muchas más personas, que todos disfruten del conjunto y que sea verdaderamente edificante para el ámbito cultural.

Caminamos y luchamos porque los cortometrajes se vean en pantalla grande, en salas de cine, con calidad, con la idea y sensibilidad para la que fueron creados. Y dado que actualmente no existe tendremos que dar un paso adelante para crear una distribución comisariada de sesiones de cortometrajes en cines. En ello estamos. Seguimos caminando.

martes, 10 de enero de 2023

Inmersión


La palabra inmersión se usaba frecuentemente en submarinismo porque al entrar y sumergirte en el agua cambiabas de mundo y todo tu espacio físico quedaba rodeado por otra sustancia (agua) que te hacía cambiar de ámbito. Se habla de inmersión lingüística cuando entras en un entorno social con un idioma y cultura diferente al tuyo y tienes que defenderte sin más apoyo que tu propia mente y conocimientos.

Del mismo modo, el hecho cultural conlleva una inmersión, un escapar del mundo cotidiano para sumergirte en un entorno diferente, aislado, ensoñador y a veces onírico. Cuando se debate sobre la dicotomía entre ver una película en una sala de cine frente a las plataformas en la TV de casa, la diferencia radica en eso: la inmersión, en estar "cautivo" y aislado y sólo frente a la obra y las condiciones de oscuridad, sonido y atención para zambullirte y empaparte de la película. Cuando uno se sumerge en la lectura de un libro necesita del silencio, la tranquilidad y el momento adecuado para lograr esa inmersión. Muchas veces, en conciertos de música o en el teatro en vivo se exige que no haya ningún ruido, ni luces de móviles, precisamente para eso, para no romper la inmersión que conlleva un aislamiento y alimento interior del hecho cultural que se está disfrutando. Y precisamente por ello, a veces, en el ámbito de la música, por ejemplo, puede parecer extraño pero lógico que haya gente que prefiera escucharla con unos cascos de calidad con cancelación de ruido, en una habitación oscura, sólo con uno mismo, en lugar de en un concierto en vivo con mucha gente donde los ruidos, los móviles, los movimientos y las conversaciones hacen precisamente eso: sacar de la inmersión. 

Cada vez se busca más la experiencia de inmersión aunque no es fácil. Mucha gente vive cómoda y habituada en el ambiente ruidoso y no soporta, por ejemplo, quedarse en los créditos de una película cuando la música y el momento no está pensado precisamente para salirse del cine.... sino para ir saliendo poco a poco de la inmersión que supone la propia película antes de volver a la realidad.

Como gestores culturales, tengamos siempre presente este concepto en los planteamientos, actividades y eventos que organicemos.  Como comentamos en anteriores reflexiones, lo que debemos organizar no es un acto en sí sino la creación de una experiencia. A la postre es lo que el público se lleva. Así que que intentemos que dicha experiencia sea siempre y por todos los medios.... inmersiva.