Cuando uno visita Alicante no puede dejar de acercarse por este espectacular templo de la arqueología y sobre todo de la museología. El MARQ (Museo Arqueológico de Alicante), un museo que según reza la leyenda se inauguró en el año 2000 pero que bien podría haberse inaugurado a la par que el nuevo MAN de Madrid, del que le aventaja incluso.
Una serie de aspectos me resultaron de lo más gratificantes:
- El cuidado de la primera experiencia. En la zona de taquillas, con mucha amabilidad y jovialidad te explican las ofertas del precio, te dan las indicaciones de la visita en función del tiempo que vayas a estar de forma personalizada y te dan las sugerencias de las visitas guiadas programadas. Y qué decir del amplio hall de entrada con su audiovisual de presentación (cuya emocionante música se escucha por todo el pasillo central)
- La distribución tanto global como particular de cada estancia. Con un recorrido claro, con épocas distribuidas en diferentes edificios estancos, pero cada uno de los cuales ordenados de la misma manera y con una vista general a la entrada de los mismos. Mucho aire, mucho espacio y un buen discurso (me encantó por ejemplo la estancia de la Edad Media donde se hacía referencia por igual y con mucha sutileza visual tanto al cristianismo como al islamismo)
- Uso apropiado de la tecnología. Tanto la parte audiovisual, llenando las estancia de luminosidad y dinamismo (a base de focos, proyectores, músicas y cuadros interactivos) como de la parte socialmedia interactuando desde el primer momento que se pone el pie en el museo y en su timeline y con hashtags para cada una de las exposiciones temporales.
Ejemplo de sala multi-audiovisual: Roma
Otra de las particularidades del museo es su parte central donde en tres grandes salas (cueva, iglesia y barco) se comprueba el trabajo real de la arqueología (alejado de los falsos mitos del arqueólogo expoliador Indiana Jons como diría Desiderio Vaquerizo) y donde se perciben las técnicas de excavación e investigación además de los apuntalamientos y estructuras que se deben disponer para la puesta en valor de los hallazgos in situ.
Ejemplo de yacimiento arqueológico en cueva. Zona central MARQ
Y por último, la visita guiada a una de las tres exposiciones temporales (en este caso sobre la dinastía china Han) con una mediadora que más que explicar narraba un discurso con grandes dosis interpretativas, pero sin perder el rigor. ¡Genial!
La única pega, quizá cuestión del ayuntamiento, es la poca o nula señalización que hay del gran museo en las calles aledañas y desde el centro de la ciudad. De hecho, si no sabes dónde está, es muy difícil llegar siguiendo indicaciones, porque no existen (parece como si todas se las hubieran dado al castillo de Santa Bárbara y a la playa, de las que hay sobreabundancia).
En resumen, una gran primera experiencia y un MUST para visitar si se pasa por Alicante en cualquier época del año.