Cuando uno descubre en el camino de la gestión cultural un espacio como el teatro Guindalera supone un encuentro con la buena forma de hacer las cosas. Un espacio entrañable con una experiencia tanto artística como de gestión de públicos muy agradable, profesional y sobre todo sincera. Un teatro familiar en su creación que cuida los últimos detalles para que la experiencia del público sea tan amigable y familiar como su propia esencia.
Lo explican perfectamente ellos mismos en su publicidad
En la era de la imagen y del efectismo teatral, reivindicamos la imaginación compartida con el espectador. El público debe poder leer en los ojos de los actores, escuchar cómo respiran. Guindalera, además, favorece el contacto directo del público con los actores con la excusa de ofrecer un licor de guindas al finalizar cada espectáculo.
Equipo artístico de "Tres Años" - Teatro Guindalera
Hay varios puntos y detalles que hacen muy grande a este pequeño rincón de arte escénico:
- El trato previo al espectador, ofreciéndole información de las obras a representar con newsletter y entregando una hoja de mano para cada sesión con palabras del director, ficha técnica/artística y todos los datos de contacto (incluido el hashtag de twitter) Diseño cuidado y asociado a la marca. Reserva de entradas sin intermediarios comisionados.
- La cuidada dirección artística para logar con la fuerza de los actores, la iluminación y vestuario poder recrear estupendas obras con textos muy bien adaptados y solventando ingeniosamente las limitaciones de producción.
- El feedback del público, tanto en la experiencia de poder tomar un licor artesanal de guindas con el equipo artístico al finalizar cada sesión o escribir opinión en su libro de firmas, como en la posibilidad de formar parte de su club de espectadores y mecenas con interesantes ventajas y cercanía.
No es de recibo que la administración pública de cultura no apoye como se merece este tipo de iniciativas culturales (con ya 11 años de actividad a sus espaldas) y no puedan acceder a las ayudas públicas por no concederles la licencia de sala de teatro sino tan sólo la consabida (e incongruente) licencia de sede de asociación cultural.
Nunca es tarde si la dicha es buena. Enhorabuena a sus creadores Juan Pastor, Teresa Valentín-Gamazo, su hija la gran actriz María Pastor con su compañía y el equipo técnico Manuel Benito, Sergio Balsera, David Benito y Raquel Berini. No habíamos conocido bien este teatro hasta el mes pasado, con su representación de "La bella de Armherst", pero ya somos fans. Ya soy socio (nº 1118) y como gestor cultural saben que pueden contar con el apoyo y servicio que necesiten para que este teatro siga adelante por mucho tiempo más. Es todo un gusto, un verdadero gusto teatral.
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