Había ganas de visitar este curioso museo que tenemos en medio de la ciudad de Burgos y que viene muy relacionado con los grandes descubrimientos asociados a los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Una manera muy significativa de aprender que antes de nosotros (los Homo sapiens) ya sabíamos que hubo otros, evolutivamente hablando, el Homo neanderthalensis... pero gracias a este museo se descubren otros eslabones anteriores: el Homo heidelbergensis.... (800.000 años antes de nosotros) y el mayor de los descubrimientos: el Homo antecessor (hablamos de 1.300.000 años) El hallazgo humano más antiguo encontrado en Europa.
El museo está estructurado en 4 enormes plantas, muy luminosas, sin columnas, de las cuales la más curiosa es la -1, simulando las cuevas, fosas y hallazgos más importantes encontrados en Atapuerca. También muy didáctica la planta 0 con las diversas antropo-esculturas de los monos y primeros homínidos así como el viaje de Darwin por todo el mundo antes de embarcarse en su Teoría de la evolución en su libro El origen de las Especies.
De la planta 1 me gustó el audiovisual sobre el fuego (buena combinación de sonido e imagen en una estancia ad hoc) así como la Sala Pieza Única (muy bien iluminada y otorgando misterio en su breve recorrido). La planta 2 supone una atalaya del museo desde donde poder analizar su museología así como juegos para confirmar las teorías de la física clásica y de la relatividad posterior de Einstein.
El museo plantea grandes espacios y dispersión en su recorrido. No hay un camino único dirigido y se trata de que el visitante deambule y visite cuantas veces quiera las estancias. Muy interesantes las micro-visitas guiadas que el propio museo organiza con la entrada estándar cada media hora en cada planta.
Curiosidades y detalles:
- Para llegar al museo hay que subir una rampa que salva unos 5 metros de altura desde la base del paseo del río Arlanzón. Aparentemente es un espacio y altura injustificada en el acceso pero quiere representar la misma altura y pendiente que existe en el acceso a los yacimientos de Atapuerca.
- Desde la atalaya del piso +2 se pueden ver cómo han aprovechado los diversos techos de las estancias del -1 para explicar la evolución de la vegetación a través de las diversas eras y glaciaciones.
- De lo más curioso: TODO lo que se ve en horizontal dentro del mueso (las baldosas, las vitrinas, los asientos,...) está girado 5º respecto al eje. Parece ser que el arquitecto Juan Navarro Baldeweg quiso hacer ese giro para apuntar el contenido del museo hacia la catedral de Burgos pero sin mover el edificio. Así que, por ejemplo, ninguna de las vitrinas y expositores o ninguna de las baldosas de granito del suelo tiene un ángulo de 90 º. Tarea titánica.
- Muy cuidada la imagen e identidad gráfica. Colores suaves, de tierra, rojizos, blancos,... que lo impregnan todo: desde el exterior, las rampas, los paneles, las paredes que nos son cristalera,... hasta la vestimenta de los mediadores del espacio.
- La visita al museo viene enriquecida por la opción de visitar los yacimientos reales en Atapuerca con unos autobuses que salen del propio museo hacia el norte de la provincia por la mañana y por la tarde
- Sorprende que la zona de librería y venta (merchandising) estuviera en la última planta. Un gran handicap para la autofinanciación dado que no se puede acceder sin entrar al museo y, además, la última planta es la menos visitada por los que compran entrada.
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